

Busco dentro de mis recuerdos. Con una pluma y un cuaderno, los voy sacando seguros, sinceros, completos... y recreo una historia.
No sé por qué escribo. Este vicio o manía de ver en letras saltarinas la historia, el cuento, el recuerdo. ¿Será que quiero perdurar en el tiempo? ¿Será que tengo necesidad de hacerme sentir entre los míos? ¿Será que cuando pongo en historias lo que llevo dentro de mí, me libero?

Alicia me dijo: "Cada vez que siento acercarse el motor del carro donde vienen mis hijas de Caracas, el corazón me salta con latidos de enamorada". Era el de ella un amor generoso, pleno en la espera, conforme con la transitoriedad de una visita. Corazón de enamorada al fin. (...) Cuando ya todos los hijos hubieron partido a fundar nuevos hogares y nuevos horizontes, Alicia empezó a escribir sus palabras de amor: el silencio del escriba no perturbaría los ritmos y las rutinas de las nuevas fundaciones, pero continuaría contando sus latidos, atento a ellos.
Maria Auxiliadora Alvarez, poeta

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